10 de noviembre de 2008,0:28
Love story
Hola, soy barrita. Soy psicóloga en formación, eterna optimista y devota de las galletas, el helado de nuez, los doritos pizzerola y el agua de horchata.

Les voy a contar mi historia con el amor de mi vida: la literatura.

No me acuerdo como empezó todo, pero fue hace muchos años. Era yo muy curiosa y además venía en la familia, asi que tenía todo a mi favor para encontrarme con bellísimos libros que me conquistaron antes incluso de saber hablar bien. Pero siendo yo tan joven, nuestros encuentros eran supervisada siempre por mis padres o abuelos. Aunque he de decir que ellos parecían favorecer nuestro incipiente romance y nos daban empujoncitos para que formalizaramos la relación, que comenzó ya seriamente cuando yo tenía como cuatro años.

No estoy segura de cual fue nuestra primera cita, pero recuerdo muy claramente que la primera vez que hablamos de amor fue a mis cuatro años, cuando me regalaron un bello libro que se llamaba El grillo silencioso. Era una muy linda historia sobre un grillo recién nacido que quería aprender a saludar como lo hacían otros grillos, pero no podía hacer esos sonidos. Conoció a muchos animales pero nunca pudo responderles el saludo, se quedaba callado. Fue hasta que conocio a una grillita que froto sus alas con las patas y produjo una hermosa canción.



Fue con esa historia que me enamoré de verdad. Mi primer drama, mi primer comedia, mi primer romance y también mi primer musical porque además el libro traía integrado el sonido de aquella canción de amor, justo al pasar a la última página, donde el grillo conoce a la doncella grilla (listo para asustarte si no estas bien metido en la historia) Estando yo enamorada, frecuentemente releía aquella carta romántica en forma de cuento, le contaba a todos lo mucho que me gustaba, lo interesante que era (mamá, sabías que el sonido de los grillos es porque raspan sus patitas? sabías que es para enamorar a las grillas?) y además tambien me inventaba escenarios diferentes para nuestras proximas citas. Llegué a escribirle cartas yo misma, pequeñas historias que solo quedaban entre nosotros. Era todo felicidad.

Nuestro romance fue creciendo, siempre con la ayuda de mi familia y de la familia de mi amor (siempre pensé que los bibliotecarios eran mis suegros) y aunque éramos felices, nuestra relación también tuvo bajas, por supuesto, como cuando me enteré de que otras tambien le conocían y tambien disfrutaban de sus cuentos, de sus poemas. O como cuando supe que había malos libros, que no siempre me podía ofrecer lo mejor.

Pero superamos todo eso y el idilio siguió por años y años, madurando de cuentos a fábulas, poemas, crónicas, novelas, biografías, ensayos o artículos. Creció conmigo y se adaptó a mi temperamento, a mis cambios de humor, a mis ratos de voracidad o de apatía. Me compartió con el cine, la música y la ciencia, sin una queja o un signo de celos. Es más, me ayudó a fortalecer mi amorío con estos últimos, me dio herramientas para relacionarme mejor con ellos y siempre me recibió con páginas abiertas cuando regresaba de mis aventuras.

Actualmente seguimos juntos, puedo casi jurar que será para siempre porque nos podemos ver incluso si no hay libros de por medio. También a veces llega a verme cuando estoy en la escuela y de la mano aprendemos cosas nuevas e investigamos. Ahora nuestra relación es mas seria, hablamos de ciencia casi todo el tiempo, pero a veces me sorprende con una novela para pasar un buen rato juntos o un poema para reconquistarme, sé que es su forma de imitar al grillito aquel, se frota las letras para cantarme una canción.

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